Rara avis. Retablo de imposturas.

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En casa de los infames… hoy se recibe

Escribía Faulkner que uno de los momentos más desapacibles de su tranquila vida en Jefferson, condado de Yoknapatawpha, era cuando alguno de sus conciudadanos se acercaba a interesarse, con cierta conmiseración en las formas, por aquella extraña inclinación suya hacia la escritura y las posibilidades de ganarse la vida con ella. Podría haber sido peor, solía responder al preocupado paisano, imagine que en lugar de escribir se me ocurriera abrir una librería. Y es que, aunque al delicado Caballero del Sur le pareciera un escenario insoportable, aún es posible encontrar locos literarios que se enfrentan al reto de armar una librería.

Tipos Infames. Libros y Vinos

Por fin ha abierto sus puertas, en el número 3 de la calle San Joaquín de Madrid, Tipos Infames. Libros y vinos, espacio que promete convertirse en lugar de peregrinaje para todos aquellos que creemos que libros y vinos combinan en un maridaje natural y armonioso que estaba en espera de que alguien inventara. Dos plantas, una destinada a los libros, las mesas y la barra, y una segunda que albergará exposiciones, presentaciones, fiestas o bailes de debutantes hacen del local un espacio polivalente para el mundillo cultural; signifique eso lo que signifique. Nosotros, aunque no pertenezcamos al mismo, nos hemos tomado esta mañana un estupendo café mientras los tres tipos infames “recibían” (pregunten cuando se pasen por ahí qué significa eso de “…hoy se recibe”) a clientes, amigos y admiradores de su imprescindible blog.

Entretanto, sentados frente a los amplios ventanales, nos hemos enterado gracias a dos amables ancianas, vecinas del barrio y clientas, de algunos rumores que empiezan ya a circular en torno al establecimiento. Sospechan estas damas que los tres tipos infames mantienen en secreto la posesión de ciertas obras mecánicas robadas a Picabia en la Barcelona de 1916. Asimismo, nos cuentan que durante las reformas realizadas en la planta inferior, se habría encontrado uno de los tres accesos perdidos a la sinagoga subterránea donde el Club del Expurgo realiza sus reuniones. Otro insistente rumor revela que, para contener las reservas de sus mejores caldos, utilizan cierto chisme (o ready-made) botellero original perdido en 1914. Sean o no ciertas estas trivialidades, estamos convencidos de que Maese Alcofribas, haciendo suyas las palabras del buen Aristóteles, prescribiría este lugar para combatir “el desaliento, la cólera negra, la contrición, la tristeza, la pena, la añoranza, la melancolía, el fastidio, el sorbonismo, el secamiento del seso y los desengaños”.

...contra el sorbonismo y la melancolía visiten
Tipos Infames. Libros y vinos

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