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Juan Rodolfo Wilcock. Inventor de autores bajo demanda

Juan Rodolfo Wilcock
Juan Rodolfo Wilcock

La leyenda sobre Juan Rodolfo Wilcock sólo puede calificarse de extravagante; todo lo que rodeó su vida y obra conserva esta orgullosa etiqueta. De entre sus muchas facetas y facultades, destaca una de inverosímil audacia, de la que se sirvieron un puñado de editores sin escrúpulos para articular el mayor fraude literario que la historia editorial haya conocido. Desde mediados de los años cincuenta, se podía encontrar en los tarjeteros de varias editoriales europeas una tarjeta de presentación que rezaba Juan Rodolfo Wilcock, Inventor de autores bajo demanda.

Tarjeta de Visita de Juan Rodolfo Wilcock. Modelo para Latinoamérica y España,1959 (Propiedad de C.B)
Tarjeta de Visita de Juan Rodolfo Wilcock
Modelo para Latinoamérica y España,1959 (Propiedad de C.B.)

Actor representando a Raymond Roussel.Personaje inventado por Juan Rodolfo Wilcock
Raymond Roussel. Personaje "inventado" por Juan Rodolfo Wilcock

Guy de Lalande fue un virtuoso falsificador de incunables nacido en Córcega que, a principios de siglo, ya era famoso en el gremio por haber participado en el grupo que elaboró el Manuscrito Voynich. Fue un exquisito creador, especializado en codices rescripti de los siglos VII y VIII. Además de innumerables trabajos encargados por Juan Rodolfo Wilcock, el corso realizó para Raymond Queneau multitud de falsificaciones en los años treinta: folletos y pequeñas obras impresas que lograba introducir de forma subrepticia en la Biblioteca Nacional de París. Gracias a las falsificaciones de De Lalande, Queneau consiguió hacer pasar por reales, a través de su Enciclopedia de las ciencias inexactas, los más ingeniosos locos literarios conocidos hoy día. Algunos de ellos fueron Pierre-Lucien Le Barbier, que se creía capaz de controlar los elementos meteorológicos con su bastón hueco de cobre y se autodenominaba "Dominatmosferizador"; o el campesino católico y bonapartista Vernet, redactor de Los viajes alrededor del universo; e incluso el ínclito higienista Lutterbach, que analizó los perfeccionamientos del sombrero y cantó las prodigiosas virtudes de andar hacia atrás (extraído de Le fraude au long de l'histoire, París, 1988, Éditions de l'Anathème).



1 comentarios:

07 abril, 2008 Anónimo dijo...

Amigos, dos citas hasta ahora atribuidas a Brisset que podrían llevar la firma de Wilcock:

[…] el número ocho fue cogido en la boca en la época que había ocho dientes en la mandíbula y ocho dedos en las dos manos. El pulgar no había crecido. En esa época, los sexos se habían desarrollado pero no tenían fuerza […].La llegada del noveno diente coincide con las primeras violentas erecciones. Eso fue algo nuevo y novedoso.(P.Brisset, Le mystère de Dieu est accompli. Angers, 1890).

La vida empezó en el polo norte donde el año dura un solo día. El primer antepasado humano es la rana que nació por toda la tierra. Son verdades evidentes y desde ahora irrefutables. Lo sabemos por el mismo Dios y no por nuestro talento de hombre; en su nombre y en el nombre del señor Jesús, declaramos que el reino de Dios ha empezado, que sus profecías se han realizado y que los hombres van a gobernar la tierra. (Mystère de Dieu).

Ambas, traducciónes de Julián Mateo Ballorca

David Willheim, Sabio titulado por la Universidad de Lawsonomía.

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